miércoles, 9 de diciembre de 2009

Dos notas relacionadas con Héctor Germán Oesterheld


La casa recuperada en Tucumán

Tras un largo proceso judicial, el nieto del autor de El Eternauta podrá volver a la vivienda que compartió con sus padres Diana y Raúl, ambos desaparecidos. La Justicia desalojó a la ex policía que se había instalado en dictadura.

Fernando Araldi Oesterheld podrá cumplir su sueño de volver a ver por dentro la casa de San Miguel de Tucumán donde vivió con sus padres, Diana y Raúl, ambos desaparecidos. Después de una larga batalla judicial logró que la Justicia desalojara a una ex policía que se había instalado en la vivienda en plena dictadura gracias a su amante, el entonces jefe de inteligencia de la policía provincial, Roberto “el Tuerto” Albornoz, acusado de la desaparición de la pareja. La mujer, María Elena Guerra, estará en el banquillo en febrero, acusada de usurpación, en el mismo juicio oral en el que serán juzgados Antonio Domingo Bussi, Luciano Benjamín Menéndez y el propio Albornoz por los crímenes cometidos en el centro clandestino que funcionaba en la Jefatura de Policía. [Seguir leyendo en Página 12]


ENTREGAN DOCUMENTACION SOBRE EL CENTRO CLANDESTINO EL VESUBIO
La Plata, 8 de diciembre (Télam).- La Comisión por la Memoria de la provincia de Buenos Aires entregará mañana al Tribunal Oral Federal 4 de Comodoro Py documentación sobre el centro clandestino de detención El Vesubio, en el marco de causa con 8 imputados y casi 200 víctimas, que llega a juicio oral el próximo 15 de diciembre.
Según precisó un comunicado de la Comisión, a las 11 una comitiva integrada por Hugo Cañón, Laura Conte, Fortunato Mallimaci, Mauricio Tenembaum, Aldo Etchegoyen y Alejandro Mosquera, entregarán documentos del archivo de la ex Dirección de Inteligencia de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA).
El centro clandestino "El Vesubio" funcionó en La Matanza incluso desde antes del golpe de 1976, y hasta 1978 y allí funcionó un centro de inteligencia y acopio de información.
Por ese centro pasaron entre otros, Héctor Oesterheld, Raymundo Gleyzer, Haroldo Conti, Jorge Watt y Pablo Miguez, un adolescente de 14 años torturado delante de su propia madre y obligado a presenciar los vejámenes cometidos sobre ella.
El Archivo de la ex DIPPBA, que gestiona la Comisión por la Memoria desde el año 2000- ha elaborado hasta el momento casi 3.000 informes a pedido de la justicia. [Vía El patagónico]

lunes, 7 de diciembre de 2009

Y sigue...


Vía El diario de Bolivia

Morales gana comicios con 63,3% y obtiene dos tercios

Bolivia vivió una fiesta electoral ayer y Evo Morales nuevamente fue vencedor de estas elecciones presidenciales con el 63,3 por ciento de los votos, según resultados a boca de urna.

De acuerdo a datos extraoficiales, Morales obtuvo el 63,3 por ciento de la votación.

Tras los anuncios de victoria, partidarios del Movimiento Al Socialismo (MAS), se dieron cita en plaza Murillo, donde el actual mandatario emitió un mensaje agradeciendo a la población y anticipando que acelerará las transformaciones previstas en el marco de la revolución democrática y cultural al servicio del pueblo boliviano.

“Nuevamente el pueblo boliviano hace historia gracias a la conciencia de los bolivianos, con su participación en estas elecciones demuestra que es posible cambiar nuestra Bolivia”, dijo

Morales aseguró que el control de las dos cámaras de la Asamblea Legislativa Plurinacional, le dará el empuje para concretar el proyecto político.

“ Este programa ya no es sólo de un partido sino de todo el pueblo boliviano, tenemos una gran responsabilidad con Bolivia, que obtengamos más de dos tercios en los diputados y senadores nos obliga a acelerar este proceso de cambio”

Morales agradeció a los dirigentes de los diferentes sectores que le respaldaron y a los departamentos de Bolivia y a los residentes bolivianos en el exterior que por primera vez en la historia democrática del país eligieron a un Presidente.

Asimismo se mostró especialmente agradecido con la población de todos los departamentos. “Sorprendido del resultado pese ante varias mentiras y ofensas, yo he creído en el pueblo boliviano, los movimientos sociales, para derrotar al modelo del pasado, al neoliberalismo”, expresó.

Los informes preliminares basados en los conteos rápidos dan cuenta que el MAS ganó de lejos a los otros frentes políticos como el PPB-CN de Manfred Reyes Villa que logró 24,2%, UN de Samuel Doria Medina que consiguió 7,9% y AS de René Joaquino, que sumó 2,4% de los votos a nivel nacional, según la encuesta realizada por Ipsos Apoyo Opinión y Mercado y difundido por la red ATB.


martes, 1 de diciembre de 2009

El sueño inquieto de Volpi


“No quiero sonar como uno de esos malignos aguafiestas que no se cansan de embutirnos su amargura y señalan una y otra vez que América Latina nada tendría que festejar en 2010”. Lo anterior lo dice Jorge Volpi en alguna de las páginas finales de su libro El insomnio de Bolívar. Cuatro consideraciones intempestivas sobre América Latina en el siglo XXI. Yo me siento más parte de los “malignos aguafiestas” que de los celebradores irreflexivos. Y creo que Volpi se encuentra también un tanto hacia los aguafiestas al tratar de desgranar las conclusiones que se pueden ubicar en este libro, pero le cuesta resignarse a echar a perder las fiestas, incluso, de un gobierno del que forma parte.
         El adjetivo “intempestivo” se encuentra utilizado de manera más que atinada. Dentro de ese análisis que Volpi hace de la situación contemporánea (dejando de lado de manera “intempestiva” también, la posibilidad de recuperar muchos elementos del proceso histórico de América Latina que lo obligarían a matizar diversas afirmaciones), decide elaborar un diagnóstico desde el presente y proyectarlo a un futuro que marca la posibilidad de una integración (ante todo económica) con la otra América, y, en ese sentido, cumplir con el sueño de Bolívar de conseguir una América integrada (con los Estados Unidos). Una ficción político-histórica que Volpi denomina los Estados Unidos de las Américas (EUA).
         Dotado de una pluma privilegiada y un ritmo que se acomoda en muchas partes de mejor manera en el ensayo que en la narrativa, Volpi cuestiona la existencia de la idea de América Latina como un ente que pueda ser definido de manera determinante y homogénea. Su primera consideración, “Deshacer la América”, marca ya la línea que animara las reflexiones posteriores: una tesis que ha servido, sobre todo en los últimos días de constante campaña publicitaria del volumen, para generar una polémica que en el punto más álgida se vuelve más estéril, en tanto no permite acuerdos reflexivos y críticos, sino más separación entre los “aguafiestas” y “los otros”. La conclusión de la primera consideración es más que clara:
Resumo: nada de lo que distinguió a América Latina en el siglo XX queda en pie. Se marcharon dictadores y guerrilleros; el realismo mágico© y nuestro exotismo tropical han perdido su atractivo; los intercambios culturales entre nuestros países se han vuelto irrelevantes; y las altas y bajas de la democracia nos han normalizado hasta el aburrimiento. Preguntémonos entonces, otra vez, ¿qué compartimos, en exclusiva, los latinoamericanos? ¿Lo mismo de siempre: la lengua, las tradiciones católicas, el derecho romano, unas cuantas costumbres de incierto origen indígena o africano y el recelo, ahora transformado en chistes y gracejadas, hacia España y Estados Unidos? ¿Es todo? ¿Después de dos siglos de vida independiente eso es todo? ¿De verdad?
Cabría acotar que “lo mismo de siempre” alude al estereotipo que rodea a la construcción de la imagen de lo latinoamericano en el siglo XX, y a cuestiones que pensadores, escritores y filósofos han tratado de desentrañar durante largo tiempo. Curioso resulta que, a pesar de citar a Carlos Monsiváis (probablemente otro “aguafiestas”), no haya reparado en otra larga lista de elementos que, también, acercan y definen a América Latina. Menciona Monsiváis en “Ínclitas razas ubérrimas” en Aires de familia. Cultura y sociedad en América Latina:
[...] si no queremos tomar en cuenta los grandes procesos formativos de la lengua y las similitudes históricas, basta sumar algunos elementos: el aspecto de las ciudades (bellezas naturales y logros arquitectónicos aparte) uniformadas por las prisas de la rentabilidad, las opresiones de la deuda externa, la concentración monstruosa del ingreso, las asimilaciones incesantes de la americanización, los efectos de la economía neoliberal, el papel rector del analfabetismo funcional, los resultados más bien fatídicos de la moda en arquitectura y artes plásticas, las zonas del arrasamiento ecológico y los niveles de contaminación causados por el capitalismo salvaje, el auge del desempleo y el subempleo, el fracaso de la educación pública y, para el caso, de la educación privada, que sin embargo se compensa por el éxito de sus egresados... Del lado opuesto, se dan procesos culturales a fin de cuentas simultáneos, se desarrolla la sociedad civil (con los derechos humanos en primer plano), hay una genuina internacionalización de la cultura y se liquida gradualmente el sentimiento de lo “periférico” en artes y letras.
Es de resaltar, sin embargo, el trabajo de reflexión que Volpi realiza en la "Segunda consideración"; en esta parte consigue de manera amena retratar las características de la construcción del espacio político en América Latina y realiza una caracterización densa sobre los elementos que constituyen los diversos procesos políticos de nuestros países. Plantea la institucionalización de la vida política enunciando una de sus paradojas: “Paradoja latinoamericana: de un lado, la hipócrita veneración de las leyes escritas y, del otro, el burdo desprecio hacia su práctica”. Esta idea de la doble moral ya había sido abordada por John Lynch en algún otro texto [América Latina, entre colonia y nación], aunque éste refiriéndose a la influencia de lo religioso dentro de la vida social; pero cuya tesis de conflicto puede ser asumida de manera sinónima sin problemas.
         Su descripción del “caudillo democrático” redunda en la relación medios-política como un tándem que no puede ser pasado por alto: “El caudillo democrático© se aleja de las Cámaras y se rinde ante las cámaras". Más allá de la pirueta retórica, retoma uno de los elementos más conflictivos en los intentos de comprensión de América Latina: el papel de sus caudillos (concepto alrededor del cual uno de mis estudiantes, José Luis Pérez Santis, desgrana reflexiones más que pertinentes en su trabajo de fin de semestre que comentaré próximamente). Para Volpi la figura es conflictiva, porque tienen que confluir en la construcción de otro estereotipo, variadas ideologías que responden a grupos de interés incluso antagónicos. Hay una antipatía manifiesta por la figura de Hugo Chávez (los Castro son una mafia que finiquita desde la adjetivación de “tiranía” y no se preocupa en analizar ni epidérmicamente) y en, general, por los caudillos surgidos de la izquierda que han alcanzado notoriedad en elecciones recientes en nuestro continente. López Obrador es una figura complicada, incluso en términos de redacción, aparece siempre entre paréntesis o con guiones que lo separan de aquellos que sí obtuvieron las presidencias de sus países (aunque ponga a Ollanta Humala entre éstos, sin que haya resultado ganador).
         Es acá donde plantea la posibilidad de generar una comunidad americana que incluya a los países del Norte como parte de esa configuración, incluso iguala estos planteamientos con la posibilidad de que Bolívar apoyara esta idea:
[...] Acaso el tricentenario de las independencias podría celebrarse con una auténtica unión, en condiciones de igualdad y respeto, de todos los países de América. Sé que esta posibilidad incomodará a muchos, pero es la mejor esperanza que tienen sus habitantes de desarrollar sistemas democráticos más sólidos, transparentes y equitativos, desprovistos del oprobio que significan las fronteras nacionales. Quizás a Bolívar no le disgustaría tanto la idea.
La tercera consideración está dedicada a la cultura latinoamericana (o de actores de los países de eso que se llama América Latina) y la descripción de las peculiaridades de las generaciones posteriores al boom de la literatura como el germen de un nuevo estado de cosas. De resaltar es la reflexión que anima el análisis de la obra de Roberto Bolaño, a quien el autor denomina “el último escritor latinoamericano”. La razón del éxito del chileno, Volpi lo explica argumentando que su propuesta no proviene de la influencia del boom, sino de un mecanismo contrario al utilizado por los autores incluidos en esa denominación:
Si los miembros del Boom escribían libros centrados en sus respectivos lugares de origen con la vocación de convocar la elusiva esencia latinoamericana, Bolaño hizo lo inverso: escribir libros que jugaban a pertenecer a las literaturas de estas naciones pero que terminaban por revelar el carácter fugitivo de la identidad. Al impostar las voces de sus coterráneos, Bolaño se convirtió en el último latinoamericano total, capaz de suplantar a toda una generación.
Dos cosas merecen atención aparte en su texto. Por un lado la comparación que hace de las características del escritor latinoamericano del Boom con respecto al de nuestros días. Pero eso es algo que requiere otro texto. Por otro lado, digno de revisión es el canon que propone como “Breve inventario de obras de autores latinoamericanos nacidos a partir de 1960”. Relación que, como antología de nombres y obras, más que de textos, presupone el futuro y las tendencias estéticas que deberán marcar los años próximos en las letras latinoamericanas.
         De la última consideración, un juego de prospección que intenta descifrar el futuro de la región hasta el 2110. En una serie de suposiciones que, más allá del ejercicio legítimo de imaginación bien informada, no pude pasar más que por un (otro) inventario de deseos-temores-proyectos de una región que, según la tesis central, es inexistente.
         Rescatable de esta última parte es, sin lugar a dudas, la reflexión que Volpi hace alrededor del manejo político que se hará de las “celebraciones” de los bicentenarios de las independencias:
Nada como los bicentenarios para concitar fantasías de progreso, paz y comunión en nuestras alicaídas democracias. O al menos así lo piensan nuestros políticos: una buena borrachera para distraer la atención de la gigantesca crisis económica que, como un tifón largamente anunciado, golpea con toda su fuerza a la región; una cortina de humo para ocultar o al menos opacar la inseguridad, la corrupción y la miseria de nuestras repúblicas. [...] Paradójico año 2010: celebrar el fin de nuestra dependencia de una potencia extranjera justo cuando somos víctimas de los errores, los vicios y la avaricia de los especuladores de otra potencia extranjera (o en realidad de la misma que hemos padecido desde la expulsión de los españoles).
El texto es un material que requiere ser leído con atención. Creo que una de sus principales características radica en que la atención del autor se centra de manera neurótica en las posibilidades abiertas hacia el futuro, con el riesgo de que ese camino pre-visto pueda fracasar por no atender con suficiencia el pasado que significa (y mucho) la posibilidad de que la idea de América Latina (a pesar de los presagios/decretos de desaparición) sea un concepto que necesite resignificarse y que sobreviva, incluso, con la molestia intelectual y práctica que suscita su referencia.
         La lectura del ensayo es fluida, pero existen partes que no resisten un análisis puntilloso. Contradicciones que convergen en cuestiones que, por otro lado, resultan irresolubles, como la relación mercado-identidad-literatura (arte). Con muchas cosas incompletas o debatibles en extremo, sin embargo, el texto de Volpi pone muchos elementos de reflexión de cara al mediático y utilitario 2010. Para atender antes de iniciar la vorágine de “bicentenarios” continentales.

Jorge Volpi, El insomnio de Bolívar. Cuatro consideraciones intempestivas sobre América Latina en el siglo XXI, México, Debate, 2009. (Premio Iberoamericano Debate Casa de América 2009).