jueves, 3 de septiembre de 2009

Sobre La sombra del caudillo


Es la Revolución, la palabra mágica, la palabra que va a cambiarlo todo
y que nos va a dar una alegría inmensa y una muerte rápida.
Por la Revolución el pueblo mexicano se adentra en sí mismo,
en su pasado y en su sustancia,
para extraer de su intimidad, de su entraña, su filiación.
Octavio Paz, El laberinto de la soledad

La Revolución Mexicana, es un tema históricamente abordado por el cine, nacional e internacional, desde las producciones estadounidenses, a manera de noticias filmadas, documentales o ficción, captados en el momento mismo de la batalla, hasta los melodramas rancheros de los años cuarenta realizados por directores mexicanos.
          Con el triunfo de la facción constitucionalista sobre los ejércitos campesinos populares comandados por Francisco Villa y Emiliano Zapata, el nuevo estado se planteó la necesidad de modernizar al país a toda costa; gracias a ello, los realizadores mexicanos pudieron aspirar a convertir el cine en una floreciente industria a la manera de Hollywood o de Europa. Sin embargo el tema revolucionario había sido explotado por el cine extranjero y el gobierno decidió subordinar la nueva industria a sus necesidades y exigencias, prueba de ello es que en 1919, para contrarrestar la imagen externa que había del país, se estableció la censura como medio de proteger la integridad nacional.
          Salvo la producción de documentales y noticiarios propagandísticos, durante la década de los veinte y los primeros años treinta, asegurado el poder de los sonorenses comandados por Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, el cine nacional procura ocuparse lo menos posible de aspectos políticos que revelan las contradicciones del estado emanado de la Revolución.
          El levantamiento de la fracción huertista, la rebelión cristera, las luchas antirreeleccionistas de Francisco R. Serrano y Arnulfo R. Gómez (que desembocan en la muerte de ambos líderes), el movimiento vasconcelista o los conflictos del periodo del "Maximato Callista", resultan temas prohibidos en las pantallas o, cuando mucho, aparecen en términos fílmicos, desde la perspectiva oficial de cada momento.
          Una excepción parece haber sido el documental Historia de la persecución religiosa en México (1929), realizado desde una óptica que simpatizaba con las demandas y luchas de la Liga de la defensa de la libertad religiosa y de su brazo armado, el ejército cristero. Sin embargo tendrían que pasar muchos años para que el cine mexicano se atreviera a mostrar las vicisitudes y características de los regímenes postrevolucionarios.
          En 1940 y en el contexto de la campaña almazanista, Fernando de Fuentes, el extraordinario realizador de El prisionero 13 (1933), El compadre Mendoza (1933) y Vámonos con Pancho Villa (1935) —esta última censurada por el gobierno cardenista—, filma El jefe Máximo, elocuente sátira contra el maximato ejercido por Calles a través del Partido Nacional Revolucionario (PNR), convertido por Cárdenas en Partido de la Revolución Mexicana (PRM).
          Aun con esos antecedentes, tendrían que transcurrir otras dos décadas para que Julio Bracho llevara a la pantalla su versión fílmica de la polémica novela de Martín Luis Guzmán, La sombra del caudillo. Sin embargo durante régimen de Adolfo López Mateos, ex-militante vasconcelista, y a iniciativa de las altas esferas militares encabezadas por el General Agustín Olachea, la cinta fue prohibida hasta convertirse la obra maldita del cine mexicano y la censura ejercida contra ella sería levantada hasta treinta años después.
          La novela, publicada por primera vez en 1929 en Madrid, donde estaba desterrado su autor, fue prohibida a su vez durante algunos años en México, pues sus personajes resultaban fácilmente identificables con políticos reales: El caudillo es Álvaro Obregón; Jiménez, Plutarco Elías Calles; Aguirre, una mezcla de Adolfo de la Huerta y del General Francisco Serrano, asesinado junto con sus partidarios en Huitzilac, en 1927.
          En el México de los años veinte, se aproximan las elecciones. De los dos posibles candidatos, los Generales Aguirre (Ministro de Guerra) y Jiménez (de Gobernación), el primero tiene el apoyo del presidente, otro caudillo militar, por lo que Aguirre decide no postularse. Sin embargo, luego de una discusión con Jiménez y del enfrentamiento con el caudillo (por el secuestro de su amigo, el diputado Axkaná González), Aguirre acepta la candidatura a la presidencia. Al enterarse de que va a ser detenido en previsión de una revuelta, Aguirre acepta la protección del General Elizondo, a quien cree su partidario. Sin embargo, Aguirre es traicionado y, junto con buena parte de sus seguidores, abatido a tiros en la carretera de Toluca.
          La crítica al caudillismo postrevolucionario, implícita en la novela de Guzmán, se convirtió, en manos de Bracho, en un serio cuestionamiento a los principios autoritarios del sistema político mexicano en su conjunto, lo cual explica, más no justifica, la prohibición del mencionado filme, auténtico clásico de nuestra cinematografía. En la secuencia final de La sombra del caudillo su realizador pudo plasmar, con la contundencia requerida, una interpretación de la matanza de Huitzilac, Morelos, en la que Francisco R. Serrano y un grupo de simpatizantes perdieron la vida en una forma por demás trágica.
          Los obstáculos oficiales a la exhibición de esta película influyeron negativamente en el ánimo de productores y cineastas, quienes a partir de 1970 comenzarían un lento pero irreversible proceso de distensión de la censura, que sin duda favoreció la realización de películas como: De todos modos Juan te llamas de Marcela Durán, La guerra santa, o A paso de cojo de Luis Alcoriza. En ellas se plantearon, con mayor o menor fortuna, diversos aspectos de la rebelión cristera y de su contexto sociopolítico.
          Debido a varias causas (entre ellas la profunda crisis de la industria), el cine mexicano de las últimas dos décadas, por lo general, no ha vuelto a plantear una reflexión seria en torno a la Revolución Mexicana y al periodo postrevolucionario. Cabe esperar, que las actuales circunstancias motiven nuevos planteamientos cinematográficos sobre estas etapas cruciales y determinantes de nuestra historia.

Sugerencias de análisis
México es uno de los países en el mundo que tienen el privilegio de ver, apreciar y estudiar una de sus más importantes etapas históricas registradas cinematográficamente. Pensemos en toda la riqueza que nos brindan estas imágenes, los héroes y caudillos fotografiados en movimiento, y lo que significarán estos archivos para las generaciones futuras.
          Reflexionemos en valor de los camarógrafos que arriesgaron su vida, y registraron estos importantísimos sucesos históricos sin imaginar su trascendencia futura.
          En el ámbito de literario, la novela de la Revolución Mexicana es uno de los movimientos artísticos más importantes de nuestro país, pieza clave de este movimiento es el propio Martín Luis Guzmán. Dialoguemos sí el cine mexicano ha estado a la altura de este movimiento literario.
          Investiguemos con mayor profundidad la enorme figura del escritor Martín Luis Guzmán, sobre su vida y sus obras, ya que es uno de los más grandes escritores del siglo XX en nuestro país.
          En La sombra del caudillo tanto en la novela como en la película, aparece con claridad el fenómeno conocido como "caudillismo"; un verdadero problema social que ha padecido toda América Latina similar al caciquismo. Analicemos estos fenómenos para su mejor comprensión.

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